Luego de movilizar a 300 repartidores que protestaron en caravana durante el viernes por el centro de Santiago, César Medina, dirigente de #NomásabusosUberEats conversó con INTERFERENCIA y abordó los desafíos de un empleo masivo, pero precario. Además, adelantó que están en conversación con el diputado Giorgio Jackson para presentar un proyecto de ley que regule el rubro.
César Medina tiene 18 años y hace al menos cinco trabaja como repartidor de comida para Uber Eats. Se metió para generar dinero los fines de semana, cuando recién comenzaba el boom de las aplicaciones de delivery y Santiago aún no se plagaba de miles de personajes en bicicleta con las ya características y coloridas mochilas cúbicas que recorren la ciudad promocionando las diferentes marcas que ofrecen el servicio.
Medina ingresó sus datos a través de la aplicación y fue hasta la oficina de la empresa para entregar una copia de su carnet y pagar 40 mil pesos por el arriendo de la mochila verde. Luego de 10 viajes, le dieron una definitiva. Actualmente el sistema cambió y se las dan desde el primer día, pero el pago se mantiene igual.
Al principio Medina estaba contento, le pareció desproporcionado el cobro de la mochila, puesto que la considera “su herramienta de trabajo” y además un “producto de marketing que pasea por toda la zona centro y sur de la capital”, pero en ese entonces el dinero llegaba, había menos pedidos, pero se compensaba ya que no existían tantos repartidores y con tres horas por día se hacía el pago suficiente.
Para ganar más dinero, Medina se instaló a trabajar en una zona de alto tráfico, Santiago Centro. Actualmente trabaja todos los días, aprovechando que aún le queda una semana de vacaciones, antes de entrar a estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones. Cada jornada, después de almuerzo saca su Trek Negra y se lanza por Vicuña Mackenna para bajar desde la Florida hasta el corazón del centro, en Plaza Italia.
El pasado viernes 1 de marzo, hizo el mismo recorrido, pero paró un par de cuadras antes, en el café literario del Parque Bustamente donde se reunió con otros 300 repartidores que llegaron gracias a una convocatoria extendida por el grupo #NomásabusosUberEats del que es dirigente.
El paso del tiempo y el éxito de la plataforma masificó la cantidad de repartidores en busca de trabajo. Ciudadanos chilenos comenzaron a arrendar sus cuentas a extranjeros en situación irregular y la competencia se amplió, las tarifas bajaron y los peligros se han multiplicado.
En conversación con INTERFERENCIA, Medina explica los motivos que han reunido a esta incipiente organización de trabajadores, repasa los riesgos a los que se exponen los repartidores, que van desde robos hasta balaceras y reclama contra la precariedad del trabajo.
El dirigente adelanta que están evaluando nuevas movilizaciones y que están en coordinación con el diputado del Frente Amplio, Giorgio Jackson (RD), a quien le entregaron sus propuestas las que serían recogidas en un proyecto de ley que presentaría prontamente el parlamentario.
¿Quiénes están participando de las movilizaciones a las que han convocado y cuáles son sus demandas principales?
Somos un grupo de aproximadamente 300 socios repartidores, que nos conocimos en las calles y nos hemos organizado a través de las redes sociales, compartiendo nuestras experiencias de trabajo bajo la consigna #NomásabusosUberEats, que es en el fondo lo que nos identifica, debido a los problemas que hemos comenzado a tener con la aplicación.
En este momento estamos alegando por la falta de seguridad que tiene nuestro rubro y por el pago del tiempo que se genera mientras uno espera entre un pedido y otro, principalmente.
La empresa Uber hoy nos califica y trata como socios repartidores, pero en la práctica, de socios no tenemos nada y trabajamos de forma absolutamente desprotegida. Por dar un ejemplo, pasa en muchos casos que son las 11 de la noche y un repartidor está en la comuna de La Florida, donde le toca recoger el pedido en un restaurante y hacer la entrega a 7 kilómetros de distancia, en la comuna de La Granja, en el sector de la población Yungay.
Evidentemente esta es una zona riesgosa, donde varios compañeros se han encontrado con balaceras o los han intentado asaltar, cuestión que se ha repetido en otros puntos de la capital.
Este tipo de trabajos nuevos que han aparecido con las aplicaciones móviles han instalado la necesidad de actualizar la legislación laboral ¿Cuáles consideran que son los aspectos urgentes que se deben reglamentar?
Necesitamos que se regule el pago de las horas pasivas. Es una necesidad urgente que afecta a todos los trabajadores ligados a las aplicaciones móviles de reparto. Esto significa que el tiempo que espera un repartidor por un pedido sea remunerado. Para explicarlo, puedo comentar que actualmente estoy trabajando desde las tres de la tarde en Santiago Centro, pero puedo estar horas parado ahí, con mi mochila y mi bicicleta y puede que no salga ningún pedido, porque me tocó un día de baja demanda.
Para estos casos, nosotros estamos planteando el pago de ese tiempo pasivo, obviamente con condiciones, ya que, si un repartidor comienza a rechazar los pedidos, en ese caso no contaría como hora pasiva y no le correspondería el pago.
Estamos exigiendo esto porque existe gente que actualmente está viviendo de esta fuente de trabajo, hay colegas que están trabajando entre 15 y 16 horas diarias para poder llevar sustento a sus casas.
Por otro lado, necesitamos que se cree un seguro contra accidentes, ya que hay un pequeño artículo en el que Uber se refiere a este punto cuando activan la cuenta de los repartidores, pero uno puede estar esperando tres o cuatro meses para que respondan ante un evento de este tipo. En el caso de los robos también estamos pidiendo que nos aseguren y proponemos que la empresa esté coordinada con Carabineros para que se pueda acreditar el hecho y pueda responder.
Todas estas demandas, las hemos conversado con el diputado Giorgio Jackson, que está apoyando nuestra movilización, para que las incorpore dentro del proyecto de Ley que está preparando para regular no solo a Uber Eats, sino que todas las plataformas de reparto.
¿Cómo pretenden continuar instalando sus demandas?
Actualmente estamos evaluando las últimas dos convocatorias que tuvimos. El viernes la movilización reunió a 300 personas que se trasladaron de forma pacífica y en caravana desde el Parque Bustamante hasta las oficinas de Uber, ubicadas en Sánchez Fontecilla y posteriormente a las que están en Apoquindo, a un par de cuadras del metro escuela militar
Durante esa jornada, la empresa no nos recibió, por tanto organizamos una nueva marcha que se realizó el lunes pasado, pero lamentablemente tuvimos una baja asistencia, debido a que muchos de nuestros compañeros tienen que trabajar imperiosamente y no pueden estar movilizándose todo el tiempo.
De todas formas participaron alrededor de 40 personas, que realizaron el mismo recorrido del viernes, con escolta policial. Finalmente, una delegación de nuestro grupo tuvo una reunión con la empresa, donde se entabló una mesa de diálogo, pero desde su lado no hubo ninguna respuesta concreta y se limitaron a decir que iban a revisar y estudiar nuestras propuestas.
Debido a que bajamos la participación, estamos dando el espacio para que la gente trabaje y estamos pensando en organizar una nueva caravana para dos o tres semanas más, intentando convocar a repartidores de otras empresas. También hemos intentado otro tipo de movilizaciones, como la desconexión masiva durante las horas de mayor tráfico, pero debido a la alta demanda laboral, son acciones mucho más complejas de llevar a cabo.
Esta semana, dentro el marco de la ley que obliga a cotizar a los trabajadores a honorarios, el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, planteó la posibilidad de incluir a los trabajadores de plataformas de reparto ¿Qué opinión tienen sobre este punto?
Esto provocaría una salida masiva de repartidores porque la gran mayoría son extranjeros que no tienen su situación regularizada. Muchos chilenos les arriendan sus cuentas por 15 mil pesos la semana, en el caso de las bicicletas y 20 mil pesos, en el de las motos, ya que Uber te exige el carnet chileno.
El punto es que acá las personas tienen la necesidad de generar dinero, no hay porque negarles el trabajo, por lo mismo para nosotros lo más útil es que se mantenga nuestra independencia, mejorando nuestras condiciones, reconociendo el servicio que prestamos.
Es una realidad dura, pero hoy los chicos que trabajaban como repartidores de delivery están sin trabajo porque las aplicaciones están llevándose todos esos pedidos, ya no necesitan contratarlos, la gente hoy pide por Uber. Cambió el mercado y acá la gente está buscando una forma de trabajar tratando de que sea lo más justa.
Descargar: Exigencias Uber Eats Oficial
Por: Pedro P. Ramírez Hernández