
El senado argentino aprobó el proyecto de ley que permite el aborto en las primeras 14 semanas de gestación, y obliga a las entidades de salud a practicarlo si es necesario, incluso si alguno de sus médicos se declara en objeción de conciencia.
Así, Argentina se suma a un pequeño grupo de la región conformado por Uruguay, Cuba, Guyana, Guayana Francesa, Puerto Rico y algunas zonas de México, donde se permite en la actualidad que las mujeres soliciten un aborto legal sin importar la causal del embarazo.
La legislación vigente sobre el aborto en Argentina fue promulgada en 1921. Como en otros países, era permitido en dos causales: violación y riesgo de salud para la mujer. Ahora tendrá una de las legislaciones más abiertas de América en este sentido.
La BBC de Londres hizo un análisis de lo ocurrido en el país vecino, y estableció 3 claves que confluyeron en la materialización de su nueva ley de aborto.
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El apoyo del presidente
En los últimos 20 años la legalización del aborto ha sido contemplada hasta ocho veces por legisladores argentinos, pero este año fue la primera vez en la historia que el proyecto no vino de un partido de oposición, sino del presidente.
“La criminalización del aborto de nada ha servido, solo ha permitido que los abortos ocurran clandestinamente en cifras preocupantes”, dijo Alberto Fernández en noviembre, cuando envió el proyecto de ley al Congreso.
Fernández prometió en campaña el envío de esta ley del aborto al Congreso y, según medios locales, puso todas sus fuerzas para que se aprobara.
- La influencia del movimiento feminista
El movimiento feminista en Argentina es uno de los más veteranos de América Latina y pionero en leyes como el voto femenino, la igualdad de derechos y la protección de los niños. Durante la última década, esa tradición política generó manifestaciones como “Ni una menos”, un movimiento que allanó el camino para organizaciones similares en varias capitales de Latinoamérica.
Con eso, en Argentina se crearon asambleas, congresos y movimientos con todo tipo de matices que convirtieron el feminismo en un movimiento político heterogéneo, complejo y relevante.
En los últimos años la despenalización del aborto se convirtió en la bandera más importante del movimiento, haciendo que el color verde se volviera parte imprescindible para la simbología del feminismo latinoamericano.
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El cambio de legisladores
Una parte de la victoria del aborto se debió a que algunos senadores clave, que antes votaron en contra, cambiaron su voto en lo que algunos calificaron como un “hecho histórico”. En 2018, la ley ganó por 6 votos entre los diputados y perdió por 7 en el Senado. En 2020 ganó por 14 en la Cámara de Diputados y por 9 en el Senado.
Los senadores argumentaron haber cambiado su parecer con argumentos como “me he dado cuenta de que la ley no obliga a abortar”, como dijo Sergio Leavy, de la provincia de Salta.
La diputada Flavia Morales, de la provincia de Misiones, explicó: “Desde la votación de 2018 he reflexionado, he analizado. La penalización no logra evitar que muchas mujeres realicen esta práctica y más aún en la clandestinidad. En efecto, la intervención del Estado, en este momento, es fundamental”.
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