
En una columna realizada para El Mostrador, el ex presidente de la Democracia Cristiana analizó los cambios que ha tenido el enfoque del Partido Comunista para definir sus alianzas, estrategias y llamados a la acción.
Walker comienza su análisis retrocediendo 10 años en la historia del partido del alcalde de Recoleta:
“A fines del 2010, en la clausura del XXIV Congreso Nacional del PC, el diputado Guillermo Teillier, en su calidad de presidente del PC, expuso la nueva política de la colectividad, que apuntaba, en apretada síntesis, a la construcción de ‘un gobierno de nuevo tipo’. La nueva política del PC, venciendo resistencias internas, facilitó el surgimiento del gobierno de la Nueva Mayoría, entendida como ‘un acuerdo político programático para apoyar al Gobierno de la Presidenta Bachelet’, según la declaración pública suscrita por los siete presidentes de la Nueva Mayoría, en marzo de 2014″.
Luego agrega:
“La política en torno al ‘gobierno de nuevo tipo’ fue confirmada y profundizada en el XXV Congreso del PC, realizado en 2015, y declara que la Nueva Mayoría (su programa y su gobierno) ‘no surge (…) directamente de un cuestionamiento del capitalismo como sistema. No se visualiza la contradicción capital-trabajo como la generadora principal de la contradicción social. Así, el Programa no responde a la perspectiva de instalación inmediata de una democracia revolucionaria, que inaugure un tránsito a una sociedad de carácter socialista…’; más bien ‘se trata de una democracia que supere los aspectos más regresivos del neoliberalismo y siente las bases para su superación’.”
Lo anterior motiva a Walker a afirmar que había motivos para pensar que el PC (en su XXIV Congreso de 2010) iniciaba una nueva etapa, superando definitivamente cualquier atisbo de aquella tesis defendida bajo la dictadura de Pinochet en torno a la “rebelión popular de masas”, y de su carácter de oposición bajo los gobiernos de la Concertación (1990-2010), abriéndose a la posibilidad de “un gobierno de nuevo tipo”, que se tradujo en el gobierno de la Nueva Mayoría, bajo el liderazgo de Michelle Bachelet, con los partidos de la ex Concertación.
Un ejemplo de lo anterior es el documento que recogía las conclusiones de la célula “La Chimba”, del Regional Norte, Comunal Recoleta, cuyo “orgánico” –así se le llama en el documento– era Daniel Jadue. Crítico de la convocatoria presentada por la dirección al conjunto del partido , advierte “errores fundamentales en la lectura de los reales intereses de clase, en juego, a la hora de establecer la política de alianzas, posibilitando alianzas tácticas con enemigos declarados de nuestros intereses de clase y de nuestros aliados naturales y permanentes”, por lo que llama a fortalecer “la unidad de la izquierda y la también imprescindible alternativa a los dos bloque dominantes”.
Los integrantes de la célula La Chimba, encabezados por Jadue, esperan “que en el próximo periodo no se apropie ni se privatice el partido como se ha producido en los últimos cuatro años” (una crítica frontal a la dirección partidaria encabezada por Teillier).
El análisis concluye que el triunfo de las tesis de Jadue (las Resoluciones del XXVI Congreso le dedican un párrafo completo, con nombre y apellido), ungido como precandidato presidencial del PC, en torno a la tesis de “la unidad antineoliberal y la unidad de la izquierda”, termina por imponerse en un partido que ha dado un giro político desde el “gobierno de nuevo tipo”, representado en la Nueva Mayoría, a una “ruptura democrática y constitucional”, destinada a transformar a la Convención Constitucional en una auténtica Asamblea Constituyente, a través de la movilización de masas.
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