Juan José Sebreli: el aguafiestas que desafió la ideología y defendió la libertad responsable

Aguafiestas, un programa de televisión que desafiaba lo convencional, con anécdotas de Sebreli y reflexiones sobre la cultura y la política argentina.

Tomás Reyes Figueroa
5 Min de Lectura
Juan José Sebreli: reflexiones de un crítico de la ideología contemporánea.
Juan José Sebreli: reflexiones de un crítico de la ideología contemporánea.

El programa de televisión Aguafiestas, que se emitió hace quince años, fue conducido por Sebreli, un hombre que se caracterizaba por su naturaleza contradictoria y su tendencia a ir contra la corriente. Este enfoque lo llevó a explorar temas complejos y a invitar a personalidades únicas a su programa. Uno de los invitados destacados fue Sergio Renán, con quien tuvo una conversación significativa en el camino hacia el Teatro Colón. Durante este trayecto, Sebreli le planteó la posibilidad de discutir la película La fiesta, que Renán había filmado durante la última dictadura militar, en un contexto donde se celebraba el Mundial del 78. Renán, tras reflexionar, sugirió que el tema se abordara al final del programa, indicando que él podría “arreglar” la situación después. Sin embargo, cuando Sebreli le preguntó si había cometido un error al abordar ese tema, Renán respondió: “El peor error de mi vida”.

Este intercambio revela el estilo de Sebreli, quien no dudaba en ensuciar el discurso y desafiar las normas establecidas. Su enfoque era el de un aguafiestas, un individuo que no se conformaba con lo superficial y que buscaba la verdad a través de la contradicción y el contraste, un rasgo que se puede asociar con el hegelianismo. En este sentido, Sebreli también se caracterizaba por su antipopulismo, ya que se esforzaba por identificar demandas insatisfechas sin tener un plan claro, sino más bien un destino hacia la verdad.

Un ejemplo de esta búsqueda de la verdad se puede observar en su interacción con Horacio González, donde Sebreli se cuestionó si debía preguntar sobre las armas que entraron en una unidad básica, las cuales provenían de la Provincia de Buenos Aires, gobernada por Bidegain, un dirigente montonero. Este cuestionamiento lo llevó a reflexionar sobre las implicaciones legales de tales afirmaciones, ya que si se probaba que las armas provenían del Estado Provincial, podría abrirse una causa penal. González, al ser consultado, se mostró enojado y replicó que no era el momento de hablar de eso, aunque también reconoció la labor de Anguita y Caparrós en su libro Voluntad, donde se elogiaba la tarea editorial de la Biblioteca Nacional en evidenciar la dictadura militar y el fascismo de izquierda representado por los montoneros.

Sebreli creía en la necesidad de sanear los ocultamientos y en que la combustión de los opuestos era el resultado de esa confrontación. Su perspectiva se alineaba con la idea de que Europa y la socialdemocracia habían alcanzado un estado histórico que debía ser defendido. Por esta razón, atacaba el relativismo cultural y defendía ideas eurocéntricas, planteando un problema epistemológico en el que se cuestionaba cómo establecer un criterio universal para lo bueno y lo malo. En este contexto, Sebreli argumentaba que el afán iluminista primaba sobre la noción de que las religiones eran el esqueleto de la sociedad, necesarias para disciplinar a los pueblos.

Sebreli sostenía que esta idea era una fundada mentira que solo traía disgustos, muertes y pobreza. Su lucha contra el oscurantismo se manifestaba en su postura sobre la libertad y los derechos de las minorías. Fundó el Frente de Liberación Homosexual, abogando por la tolerancia hacia la comunidad gay. En su obra Desobediencia civil, argumentaba que la intervención del gobernante en la vida y propiedad de los ciudadanos justificaba la desobediencia civil como un medio para restablecer un equilibrio cósmico precontractual.

Sebreli se consideraba un liberal, pero su liberalismo era uno que partía de la base de que existían desequilibrios que debían ser intervenidos, especialmente a través de la educación pública. Criticaba a los liberales que abogaban por la igualdad ante la ley sin reconocer que esto podía perpetuar desigualdades. Su enfoque era democrático, aunque a veces doloroso. A pesar de las críticas que recibió, sus ideas nacían de una actitud sincera y convencida.

En un contexto de guerra y nacionalismo, como el de la guerra de Malvinas, Sebreli se atrevió a expresar que votaría por Milei, lo que horrorizó a muchos intelectuales que no podían concebir tal posibilidad. Su postura se centraba en la defensa de la libertad y la legalidad, condenando la legalidad autoritaria que se oponía a su visión.

[Fotos: Adrián Escandar; Nicolás Stulberg]

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