Julia Vial estará este viernes en Podemos Hablar revelando las divertidas anécdotas que protagonizó el día de su matrimonio, reconociendo que productos de los nervios y el alcohol, llegó “como la curá mañosa”. ¡Hasta su papá tuvo que intervenir en la crisis en la que entró la comunicadora!
Según un adelanto al que tuvo acceso DUPLOS, el animador Jean Philippe Cretton pidió que avanzaran al punto de encuentro quienes se hayan emborrachado en algún momento solemne de sus vidas.
Julia avanzó hasta el centro y comenzó a afirmó “soy un desastre con patas”, para después contar que se emborrachó minutos antes de llegar al altar. Su “histeria” comenzó cuando la peluquera la llamó un día antes de la boda y le dice que no la podrá peinar ni maquillar.
“Para mí fue una crisis, olvídate… y mis amigas consideraron que lo mejor era un cooler con pisco. Estaba histérica, llego a mi casa después de ir a peinarme a una pelu en la mañana temprano para casarme en la tarde y llegué como la curá mañosa. No me gustaba el peinado, no me gustaba el vestido, no me gustaba el maquillaje. Atroz”, reconoció.
Frente a la crisis que estaba teniendo Julia, su mamá le dijo “de dónde sacamos otro vestido, déjate de hablar tonteras”, mientras que su papá intervino con un “yo arreglo esta situación” y le pude a su hija que vayan al baño.
“Mi papá me encierra con wisky en el baño… mi mamá gritaba, ‘la novia no puede llegar curada, salgan de ahí’. La cosa es que mi papá me dice, ‘te vas a dejar de we…’ básicamente, y salí, súper bien. Ya, se me pasó la tontera”, contó.
¿Julia o julio? La anécdota de Vial en plena ceremonia
Luego de superar los nervios, Julia llegó a la iglesia acompañada de su papá, peor parece que el cura también estaba nervioso.
“El cura, que había conseguido dos semanas antes porque mi cura, el Tato se fue preso… este cura casó el primer matrimonio gay de la iglesia católica, toda la ceremonia me dijo ‘JULIO’, ‘Leopoldo y Julio’ que sean muy felices, olvídate”, relató Julia muerta de la risa.
Pero las anécdotas no pararon, porque “salimos de la iglesia, pasamos a ver a mi abuela que estaba enferma en cama y el auto, que se consiguió mi hermano, que era un descapotable, se quedó en panne.
“Me tuve que bajar a empujar el auto… olvídate todo lo que fue. Llegué a la fiesta, métale piscola, tras piscola, me saqué el falso del vestido, le hice un nudo, me volví loca toda la noche. Al irme los mozos me decían que nunca habían visto una novia tan prendida”, reveló la periodista.
Pero todo tiene sus consecuencias, porque “olvídate de la caña al otro día y la caña moral… me lancé entre la gente como en un recital, toda la gente me había levantado. Lo di todo”, cerró.
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