En el reciente juicio civil en Manhattan contra Donald Trump, un exejecutivo de su compañía inmobiliaria ha admitido prácticas cuestionables. Jeffrey McConney, quien ha estado con la Organización Trump desde 1987, reveló que regularmente añadía mansiones inexistentes y valoraba apartamentos de alquiler estabilizado a precios de mercado al calcular el patrimonio neto del expresidente.
McConney detalló que las mansiones ficticias, valoradas en US$35 millones cada una, sumaban anualmente US$161 millones al patrimonio neto de Trump durante varios años. Estas prácticas de inflación se centraron en propiedades como las de Trump Park Avenue y las inexistentes mansiones en el condado vecino de Westchester.
El juicio, que se espera dure un mes, es el primero de seis procesos legales que enfrenta Trump. La fiscal general de Nueva York, Letitia James, sostiene que Trump obtuvo US$250 millones en beneficios ilegales al inflar sus activos y engañar a los bancos. Busca recuperar esa suma y prohibir que Trump y sus hijos, Donald Trump Jr. y Eric Trump, dirijan negocios en el estado.
El juez ya ha dictaminado que los Trump son responsables de fraude y ha ordenado la disolución de algunas de sus empresas. A pesar de las acusaciones, Trump ha negado cualquier irregularidad. Durante el juicio, trató las audiencias como eventos de campaña y criticó a James por llevarlo a juicio.
McConney, por su parte, ha trabajado estrechamente con el ex director financiero de Trump, Allen Weisselberg, quien se declaró culpable de cargos de fraude fiscal en un caso separado. Weisselberg acusó a McConney de participar en un esquema fiscal, aunque McConney testificó bajo inmunidad en ese caso.